Quién soy: superando el autoestigma

Mi nombre es Joan y soy una persona con un diagnóstico de salud mental. Toda mi vida he tenido problemas de conducta, adaptación y sociabilidad, por lo que desde muy niño fui al psicólogo. Me han diagnosticado muchas enfermedades, pero desde que cumplí cuarenta años tengo el mismo diagnóstico.

Todo este tiempo he vivido con tristeza, sin poder ser feliz, ya que no comprendía qué me ocurría y por qué era el patito feo de la familia, el escolar inadaptado, la persona a la que le duraban poco los trabajos… Ahora soy consciente de que tengo una enfermedad mental y que no por eso debo esconderme. Desde que lo he aceptado, mi vida ha mejorado y se han disipado muchas frustraciones.

He tenido, y aún tengo, un problema de autoestigma. Todavía recuerdo cómo llegue a Visibles*, un poco perdido, pidiendo hacer cosas con gente “normal”. Ha sido con el tiempo y la formación de activista que me he dado cuenta de que yo ya era una persona normal, y que los demás también lo eran. Aprendí qué era el estigma y me vi reflejado en él en mayor o menor grado.

Creo que el autoestigma es la forma más cruel de rechazo, porque es el de uno hacia sí mismo. A veces pensamos que la gente dice cosas por maldad, para hacer daño, y no nos damos cuenta de que en nuestros pensamientos nos decimos cosas terribles a nosotros mismos. He llorado preguntándome el porqué, rechazándome, odiándome por el simple hecho de estar enfermo.

La gente no se da cuenta de lo que es una enfermedad mental, aunque una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de trastorno mental durante su vida. La mayoría vive convencida de que pertenece al grupo de los que no se verán afectados por un trastorno mental, y cuando lo sufren, les cuesta aceptarlo.

Muchas veces, la gente no se para a pensar que no trabajar debido a una enfermedad mental es cualquier cosa menos un chollo, que detrás de una enfermedad mental hay sufrimiento, mucho dolor, incomprensión y estigma. A mí me gustaría trabajar, porque significaría que domino mis problemas y que estos no afectan a mi día a día. Recuerdo que cuando trabajaba me ponía a llorar al empezar la jornada, y era por la frustración de no poder aguantar la vida cotidiana, el sufrimiento de verme con problemas para rendir, el miedo al qué dirán.

Aún sufro estigma. Me cuesta pensar en tener pareja, porque me da pánico que me pregunten qué tengo, por qué no trabajo. Por eso no busco pareja, esquivo el problema, aunque ello no significa que no me dé cuenta de que rechazo tener pareja por miedo a qué dirán sobre mí. Y, por mi propio bien, espero superarlo.

Desde que hice el curso de activista de Obertament Balears me he dado cuenta de que yo tenía un problema de autoestigma. Estoy dando pasos para superarlo, y aunque aún no lo he conseguido, sigo intentándolo cada día.

*Visibles es un programa de atención integral y promoción de la autonomía.